viernes, 16 de mayo de 2008

Mi Cálida Rosa


Cuando miro hacia atrás
y siento mi alma tan triste y herida,
me pregunto a veces:
¿Habrá disfrutado mi ser dos veces la vida?

Dulces años, aquellos, pasados con ella.
¡Cuanta paz y que dicha a su lado sentí!
¡Cuantos hijos hermosos llenaron mi vida,
Hasta aquel hecho aciago que me hundió en el llanto!.

¡Cuanta pena mi pecho sintió,
al saber, impotente ,que perdí su encanto!

Y esos hijos benditos que su amor me había dado,
rotas vieron su alma,
contemplando a sus padres queridos,
por exceso de amor, separados.

Juventud añorada que nunca olvidé,
pues rompió mi vivencia,
dejando una grave carencia
de amor, de ilusión y de fé.

Pero Dios se apiadó de mi pena
y me dió un dulce angel de inmensa bondad,
que, con halo glorioso de esposa muy buena,
la alegría de vivir me ayudó a recobrar.

Ese angel de dulce hermosura,
me cubrió de bondad, alivió mi sufrir
y curó tiernamente mi intensa amargura,
devolviendo a mi alma deseos de vivir.

Y volví a descubrir que existía la luna,
alumbrando la noche, bella cual ninguna.

Que el sol, cada día,
su luz y calor al mundo ofrecía.

Que el campo, las flores y el mar,
que yo ya olvidados, de pena, tenía,
estaban allí.

¡Que Dios me ofrecía, en su gran bondad,
la oportunidad
de volver otra vez a ser muy felíz!.

Y viví con mi angel otro trecho, dichoso.
He sentido la paz y al amor nuevamente.
Me ha ofrecido su vientre otro hijo precioso.
Ha curado mi mente.

Pero ahora que gozo de esta gran ventura,
vuelvo a padecer un triste dolor
que llena mi alma de gran amargura
y enturbia y corroe nuestro gran amor.

¿Por qué, inexorable, ya llega mi hora
cuando más la quiero... cuando más me adora...?

¿Por qué he de dejarla tan triste en la vida...?
¿Por qué he de marcharme, siendo tan hermosa?
¿Por qué, Dios del Cielo?
¿Por qué ha de quedar, solitaria, mi cálida rosa...?

Tu Mirada

Si en Gaia ningún hombre ya cantase
y en el mar toda vida se extinguiera.
Si en el cielo el gran Sol ya no luciera
y a los seres jamás nos calentase.

Si el trinar de los pájaros cesase
y el color de las flores se perdiera.
Si el desierto secase la pradera
y el halo de la luna se apagase.

Cuando ya no existiese la alborada,
y nunca resurgiesen las auroras,
pues la luz que los astros pereciera.

Cautivo en el fulgor de tu mirada,
te amaría, mujer, a todas horas,
e igual que ahora te quiero te quisiera...

La Querída (Un Poquito Machista)


¿Amor?
¿Tú me hablas de amor, mujer bella...?
¿Tú te precias de saber que es eso...?
¡Si no sabes sentir ese dulce embeleso...!

¡Ay amiga, que pena me das!
¡El amor no es eso que tú vas cantando!
El amor es más, ¡mucho más!
¡El amor es dar sin pedir nada a cambio!
El amor es rosa que da su fragancia,
a larga distancia.
El amor es querer lo mejor para el otro
con toda tu alma...
El amor es entrega, es ofrenda, es dulzura.
El amor es ternura.
Es saber que el amado
no se siente jamás olvidado...

Eso y más es amor, vida mía:
es pensar cada día
cómo hacer más feliz a otro ser,
olvidando tus propios deseos.
Es gozar de ese dulce aleteo
de calmar su sed.

El amor es constancia,
enemigo de toda arrogancia,
es humilde, callado, silente,
y de toda maldad es carente.
El amor nunca busca el bien propio,
su mayor alegría
es vivir cada día
la dicha del otro.

El que ama dedica su vida
no a sentirse feliz; solo ansía
buscar la senda escondida
de cuidar a su amor, sin falsía.
Tú, mi dulce y preciosa azucena,
te la das de buena,
y vas pregonando a quien quiere oirte
los amores que nunca sentiste.

Pero te equivocas, mujercita hermosa,
¡¡Tú estas hecha para ser querida,
mas siempre haces daño, orgullosa,
y dejas abierta una herida...!!

¿Amor?


¿Amor?
¿Tú me hablas de amor, mujer bella...?
¿Tú te precias de saber que es eso...?
¡Si no sabes sentir ese dulce embeleso...!

¡Ay amiga, que pena me das!
¡El amor no es eso que tú vas cantando!
El amor es más, ¡mucho más!
¡El amor es dar sin pedir nada a cambio!
El amor es rosa que da su fragancia,
a larga distancia.
El amor es querer lo mejor para el otro
con toda tu alma...
El amor es entrega, es ofrenda, es dulzura.
El amor es ternura.
Es saber que el amado
no se siente jamás olvidado...

Eso y más es amor, vida mía:
es pensar cada día
cómo hacer más feliz a otro ser,
olvidando tus propios deseos.
Es gozar de ese dulce aleteo
de calmar su sed.

El amor es constancia,
enemigo de toda arrogancia,
es humilde, callado, silente,
y de toda maldad es carente.
El amor nunca busca el bien propio,
su mayor alegría
es vivir cada día
la dicha del otro.

El que ama dedica su vida
no a sentirse feliz; solo ansía
buscar la senda escondida
de cuidar a su amor, sin falsía.
Tú, mi dulce y preciosa azucena,
te la das de buena,
y vas pregonando a quien quiere oirte
los amores que nunca sentiste.

Pero te equivocas, mujercita hermosa,
¡¡Tú estas hecha para ser querida,
mas siempre haces daño, orgullosa,
y dejas abierta una herida...!!

El Beso


Recordaré de tu boca aquel beso
para que quede grabada en mi mente
la falsedad de tu amor aparente
y la oquedad de tu huero embeleso.

Para evitar, con dolor, tu regreso
me mostraré cauteloso y prudente
con la actitud de mi alma silente
que no me deje caer de tí preso.

Tú te olvidaste de aquel juramento
que ante el altar del gran Dios me habías dado
y te dejaste por otro besar.

Ya no te vale tu falso lamento,
ni repetirme que yo fui tu amado.
¡Déjame solo en mi inmenso pesar!
.